jueves, 15 de agosto de 2013

Quetzalcóatl, el tutor de la grandeza



Quetzalcóatl, de Luisa Josefina Hernández es una pieza teatral con la ambición de exaltar las culturas prehispánicas y equipararlas a las grandes civilizaciones de la historia de la humanidad. Sin embargo, también presenta lo que será la semilla más depurada de nuestra identidad: el choque de aztecas y españoles.
A pesar de las numerosas y quisquillosas didascalias que maneja la autora del texto teatral, hay varios espacios vacíos que permiten una representación dinámica y creativa de esta obra. Al momento en que el lector o el director que intente llevar a escena esta pieza lea el escrito, a primera vista puede pensar que es muy rígido, sin embargo, permite cierta libertad en la selección de elementos fuera de los actores como la música, el vestuario, el maquillaje, entre otros. Incluso, para el espacio teatral sólo exige la proyección de ciertas imágenes. El espacio representado, aun siendo tan vasto, se puede manejar de forma ágil en el espacio escénico con el juego de luces y las proyecciones mencionadas. Claro que en el año en el que se publica la obra (1968), pensar en estos recursos tan a la mano hoy, resulta complicado.

También es cierto, como se discutía en clase, la ambigüedad e incluso desconcertantes anotaciones en las didascalias como el mencionar el uso de "música para los dioses" o "de la armonía humana". Sin embargo, tratando de jugar con los espacios vacíos para integrar estos elementos me acordé de una canción para cuando señala que se toque música "que se vuelve violenta" imaginé un fondo con esto y me gustó.
Otro punto que causó revuelo fueron las didascalias sobre los insectos en la obra. Es decir, cómo podrían representarse sin caer en lo burdo de los disfraces o las botargas y no presentar al Dr. Simi en una pieza que trate de exaltar la cultura mexica. Lo que me evocó fue que se puede hacer una trabajo logradísimo con propuestas como la que rescata el cineasta Win Wenders con el documental Pina.

De esa forma los movimientos dentro del escenario darían una plasticidad que aprovecha el total de recursos que puede brindar un teatro equipado con música y luces. Habría una plasticidad por las imágenes, los colores, los diálogos, y la proxémica de los diferentes actores.
Hay dos cosas más que anotar sobre esta obra teatral. La primera es la denegación señalada por Anne Ubersfeld. Esta consiste en evidenciar que se trata de una representación ajena al espectador y al lector. Es decir, hay actores que interpretan a más de un personaje, están ataviados de formas espectaculares o diferentes a las usuales por el público. Y esto denota que se trata de personajes menos reales o menos cercanos a la realidad. No obstante, Ubersfeld afirma que entre menos reales pueden acercarse más a lo verdadero, a representar o hablar de lo que no pueden los personajes más reales, más cercanos. Es como una conciencia onírica que habla en sueños de lo incómodo, de lo que está torcido o de lo sublime que no se reconoce. Tal figura en esta obra es el Xólotl.
Así, la otra cosa tiene que ver el tema del nahual, quien se desdobla y es parte de Quetzalcóatl pero también le permite alcanzar otras miradas, incluso la de sí mismo, como esa tradición mexicana donde el chamán se transforma en algún animal y luego regresa a su forma original, o quizá no. Aquí la muestra de un poema tzotzil: Juego de nahuales.

4 comentarios:

  1. La comparación entre Pina y el Dr. Simi es muy buena en cuanto a los extremos de un recurso por demás exigente para quienes decidieran montar la obra. Una vez platiqué con un Simi y me comentó que bailaba así porque de esa manera se echaba aire el pobre hombre dentro de la botarga.

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    1. Pues sí, Armando, para evitar que se convierta en un festín involuntariamente cómico podrían adaptarse algunas coreografías como las de una maestra como Pina Bausch. Gracias por la visita.

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  2. Bueno, voy por mi tercer intento de escribir un comentario. Le doy click a los enlaces y me saca de la página principal. En fin.
    Efectivamente, esos espacios vacíos, que se nos olvidó subrayar más en clase, aportan bastante flexibilidad a la hora de la puesta en escena. El Director no podría transmitir la ambigüedad del texto teatral y tendría que tomar una decisión de una u otra forma. Aunque estoy seguro que si la autora escuchara a System of a down en pleno teatro, le daría un infarto. Creo que la Compañía Nacional de Danza no tendría tantos problemas para imaginarse cómo efectuar y realizar las "quisquillosas" didascalias de Hernández.

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    1. La verdad yo esperaba que las ligas abrieran una ventana extra para los audios o videos pero mejor los insertaré directamente aunque se vea abigarrada la pantalla. Y bueno, lo de System..., es un poco ese juego con los vacíos. Sin embargo, con el dato ese de que a ella le pagaban por escribir algo acorde a las circunstancias coyunturales del 68 pues quizá fuera más viable pensar en el Huapango de Moncayo o hasta en el himno nacional con el desfile de personajes históricos que van trazando la línea de próceres. Y entonces sí, Quetzalcóatl estaría dando su venia para el gobierno de Díaz Ordaz.

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