viernes, 23 de agosto de 2013

Sergio Magaña y sus enemigos

 La tragedia-ballet Los enemigos, es una versión libre del Rabinal Achí, en palabras de su autor, Sergio Magaña. Y ya con ese título se va perfilando la serie de desavenencias que ocasionará su obra. En la edición de Editores Mexicanos Unidos se incluya una reseña donde Emilio Carballido despotrica contra la Compañía Nacional de Teatro y sus incompetentes desconocidos. Esos son los primeros enemigos.
Los segundos enemigos son los de la compañía mencionada por hacer una versión libre del texto libre de Magaña. Es decir, le pagan con su propia moneda. Los terceros enemigos son los conocedores del texto prehispánico y revientan contra el dramaturgo mexicano por haberse permitido tantas libertades. Ahora, no sería raro que el lector de esta entrada se enemistara conmigo por ofrecerle mi libre interpretación de la obra referida.
El texto dramático se lee de una forma muy sencilla, con didascalias muy sucintas aunque alguna que otra un poco ambigua. Creo que tiene vacíos que permiten la creación del texto de la puesta en escena (TD) que propone el estudioso Fernando de Toro. Este TD que es ya la lectura del director. Ese TD del que se queja Carballido por la mala lectura del texto de Magaña. Aunque ya no vi esta puesta en escena dicen que vale la pena para los y las admiradoras de Eduardo Palomo.

Sin duda, Magaña muestra gran oficio con la disposición de varios niveles en los que se desarrollan las acciones y los diálogos sin que se trate de una simple relación de causalidad. Esto es, hay una texto espectacular que se proyecta con gran dinamismo y en el que se busca retocar con la plasticidad de las danzas y coreografías de ballet.
Me parece que otro de los grandes aciertos del texto dramático es que permite una asimilación en el TD muy accesible. Esto con el fin de comunicar esa denegación de la que habla Anne Ubersfeld, o que Del Toro denomina convenciones generales, mismas que permiten crear la teatralidad, entregar la ficción. Es decir, no se trata de ocultar o confundir que se está en una representación teatral. Al contrario, los cambios de escenografía a los ojos del espectador es un guiño muy bien logrado y que abre otra posibilidad de experimentar el teatro.

3 comentarios:

  1. Esos desconocidos, con los que se ensaña Carballido, ya no lo son tanto. De hecho, actualmente conforman la crema y nata de la escena mexicana: Luis de Tavira y David Olguín. Lo de los "varios niveles" o planos en los que se desarrollan las acciones en la obra son, sin duda, uno de los grandes aciertos del texto, y que plantean la explotación y uso de la perspectiva. Muy buen comentario.

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  2. Eduardo Palomo y Daniel Giménez Cacho, que también es de la crema y nata de la actuación. Me gustaría ver una puesta en escena con ballet y música de Antonio Zepeda, soñar no cuesta.

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  3. Gracias por sus visitas y comentarios. Las propuestas de textos dramáticos tan ricos como este de Magaña deja con la incógnita de cómo sería su representación. Ya que cada "traducción" que hacemos de forma mental se queda ahí sin llegar al espectáculo. Y la única versión incompleta a mano no se apoya en elementos importantes como el ballet e introduce otros como el personaje que descubre el Rabinal Achí.

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