miércoles, 13 de noviembre de 2013

Los buenos manejos, de Jorge Ibargüengoitia, ¿o del PRI?

Los buenos manejos, de Jorge Ibargüengoitia muestra cómo el poder está coludido con la economía y con el clero. Aunque el escritor guanajuatense no vio la caída y el regreso del PRI no importa, la comedia musical retrata de una forma precisa los gobiernos mexicanos de cualquier época, no obstante esté ubicada en el siglo XVIII.
Esta obra llega hasta nuestras manos a medias, es decir, en la edición de Joaquín Mortiz sólo está el texto dramático pero faltan las canciones y la música que en este caso es de suma relevancia. Sin embargo, la pieza de una buena idea de lo que podía habe sido el texto espectacular. Ibargüengoitia es una garantía en la sátira política. No cabe duda que dejó un gran vacío que no han logrado llenar otros autores que o son muy críticos pero muy solemnes y muy chistosos pero muy vacuos. Con el autor de Los relámpagos de agosto hay un conocimiento profundo de la identidad mexicana en su faceta política, además de un trabajo de calidad literaria muy bien trabajada.
La historia trata de un pueblo en un cruce de caminos que buscan erigir como punto de descanso para los peregrinos, pero la llegada de un trío de prostitutas y la avaricia oportunista le darán el giro a la comedia. Y aquí es interesante traer a colación lo que señala Diana Taylor sobre el performance, ya que señala, se trata de cualquier evento que se vuelva espectacular. De esa forma en la obra se pueden ubicar muy bien esos performances en el montaje de las prostitutas y don Serafín para engañar al alcalde Perpetuo (sería priísta), así como en la boda con la que finaliza esta comedia como toda comedia debe finalizar.
Otro punto a considerar es la disposición del escenario que representa el centro de un pueblo mexicano o incluso latinoamericano con su plaza, el edificio de gobierno, la casa rica y la iglesia. Y este espacio sería el centro, el corazón, donde está la memoria que efectivamente se encontraría en los archivos gubernamentales, en las actas de cabildo, en las actas bautismales, matrimoniales y de defunción, como le ocurre a don Sepulcro, quien deja viuda a doña Álgebra, misma que se casa con el alcalde.
Habría que preguntarse, entonces, esa memoria que llega a nosotros qué tanto se modificó como lo muestra la obra, qué se adaptó o qué se ha ocultado de aquella época. Esta obra poco tratada provee mucho material en el que se pueden desarrollar varios estudios y hacerle la justicia que se le ha negado.

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