jueves, 29 de agosto de 2013

El burlador de Tirso, o los tres don juanes

 
Héctor Mendoza en El burlador de Tirso resignifica el mito de don Juan y presenta variables bien interesantes, que desde la parodia postmoderna, como lo indica Linda Hutcheon es una de sus principales virtudes. Es decir, la intertextualidad paródica con el fin de replantear y cuestionar propuestas, temas, valores, autoría y productos intocables.
Mendoza en un juego metateatral problematiza la puesta en escena de los clásicos, en este caso, de los Siglos del Oro. Además desarrolla toda una discusión sobre lo que es el trabajo actoral y su importancia para diferenciar los papeles de los personajes. Hace énfasis en los actores, ya que son quienes en última instancia entregan el producto estético al público.
Tadeus Kowzan apunta algunos aspectos importantes que están representados en el actor y otros fuera de él. Así, cabe señalar la relevancia que cobran en la obra de Mendoza. Donde recae el peso de la obra es en la palabra y el tono por los diálogos que sostienen sobre la importancia actoral, sobre la forma de representar los clásicos y sobre la resolución de la puesta en escena de El burlador de Tirso. Otro elemento a destacar es el uso de la iluminación como demarcadora de secuencias y de la progresión del tiempo. Quizá uno de los aspectos sobre los que tendría que trabajar mucho la compañía que se atreviera a montarla en las tablas sería la del movimiento para llenar esos huecos de los que habla el director de este Burlador.
En cuanto a la pragmática, no es casual que el texto espectacular se haya estrenado en el Teatro El Granero, ya que cuenta con una ubicación muy accesible en la Ciudad de México, junto al Auditorio Nacional. Con un escenario por el que se podía enfrentar a él por los cuatro costados, lo que se presta a un uso más dinámico que los espacios dramatúrgicos convencionales.
Por lo que toca a la cuestión semántica, como lo señala Antonio Tordera, el que se represente una compañía teatral que ensaya en el teatro una comedia ubica al público en una clase del tratamiento, ahora sí, como lo menciona el director a sus actores, desde adentro. Ya no se trata de crear una consciencia de lo que es el teatro y toda su materia desde lo externo sino desde el interior. La apuesta es experimentar el teatro con una consciencia que surja desde dentro de cada espectador.
Les dejo una entrevista con el maestro (conste que a mí tampoco me dio clases) Héctor Mendoza:


viernes, 23 de agosto de 2013

Sergio Magaña y sus enemigos

 La tragedia-ballet Los enemigos, es una versión libre del Rabinal Achí, en palabras de su autor, Sergio Magaña. Y ya con ese título se va perfilando la serie de desavenencias que ocasionará su obra. En la edición de Editores Mexicanos Unidos se incluya una reseña donde Emilio Carballido despotrica contra la Compañía Nacional de Teatro y sus incompetentes desconocidos. Esos son los primeros enemigos.
Los segundos enemigos son los de la compañía mencionada por hacer una versión libre del texto libre de Magaña. Es decir, le pagan con su propia moneda. Los terceros enemigos son los conocedores del texto prehispánico y revientan contra el dramaturgo mexicano por haberse permitido tantas libertades. Ahora, no sería raro que el lector de esta entrada se enemistara conmigo por ofrecerle mi libre interpretación de la obra referida.
El texto dramático se lee de una forma muy sencilla, con didascalias muy sucintas aunque alguna que otra un poco ambigua. Creo que tiene vacíos que permiten la creación del texto de la puesta en escena (TD) que propone el estudioso Fernando de Toro. Este TD que es ya la lectura del director. Ese TD del que se queja Carballido por la mala lectura del texto de Magaña. Aunque ya no vi esta puesta en escena dicen que vale la pena para los y las admiradoras de Eduardo Palomo.

Sin duda, Magaña muestra gran oficio con la disposición de varios niveles en los que se desarrollan las acciones y los diálogos sin que se trate de una simple relación de causalidad. Esto es, hay una texto espectacular que se proyecta con gran dinamismo y en el que se busca retocar con la plasticidad de las danzas y coreografías de ballet.
Me parece que otro de los grandes aciertos del texto dramático es que permite una asimilación en el TD muy accesible. Esto con el fin de comunicar esa denegación de la que habla Anne Ubersfeld, o que Del Toro denomina convenciones generales, mismas que permiten crear la teatralidad, entregar la ficción. Es decir, no se trata de ocultar o confundir que se está en una representación teatral. Al contrario, los cambios de escenografía a los ojos del espectador es un guiño muy bien logrado y que abre otra posibilidad de experimentar el teatro.

jueves, 15 de agosto de 2013

Quetzalcóatl, el tutor de la grandeza



Quetzalcóatl, de Luisa Josefina Hernández es una pieza teatral con la ambición de exaltar las culturas prehispánicas y equipararlas a las grandes civilizaciones de la historia de la humanidad. Sin embargo, también presenta lo que será la semilla más depurada de nuestra identidad: el choque de aztecas y españoles.
A pesar de las numerosas y quisquillosas didascalias que maneja la autora del texto teatral, hay varios espacios vacíos que permiten una representación dinámica y creativa de esta obra. Al momento en que el lector o el director que intente llevar a escena esta pieza lea el escrito, a primera vista puede pensar que es muy rígido, sin embargo, permite cierta libertad en la selección de elementos fuera de los actores como la música, el vestuario, el maquillaje, entre otros. Incluso, para el espacio teatral sólo exige la proyección de ciertas imágenes. El espacio representado, aun siendo tan vasto, se puede manejar de forma ágil en el espacio escénico con el juego de luces y las proyecciones mencionadas. Claro que en el año en el que se publica la obra (1968), pensar en estos recursos tan a la mano hoy, resulta complicado.

También es cierto, como se discutía en clase, la ambigüedad e incluso desconcertantes anotaciones en las didascalias como el mencionar el uso de "música para los dioses" o "de la armonía humana". Sin embargo, tratando de jugar con los espacios vacíos para integrar estos elementos me acordé de una canción para cuando señala que se toque música "que se vuelve violenta" imaginé un fondo con esto y me gustó.
Otro punto que causó revuelo fueron las didascalias sobre los insectos en la obra. Es decir, cómo podrían representarse sin caer en lo burdo de los disfraces o las botargas y no presentar al Dr. Simi en una pieza que trate de exaltar la cultura mexica. Lo que me evocó fue que se puede hacer una trabajo logradísimo con propuestas como la que rescata el cineasta Win Wenders con el documental Pina.

De esa forma los movimientos dentro del escenario darían una plasticidad que aprovecha el total de recursos que puede brindar un teatro equipado con música y luces. Habría una plasticidad por las imágenes, los colores, los diálogos, y la proxémica de los diferentes actores.
Hay dos cosas más que anotar sobre esta obra teatral. La primera es la denegación señalada por Anne Ubersfeld. Esta consiste en evidenciar que se trata de una representación ajena al espectador y al lector. Es decir, hay actores que interpretan a más de un personaje, están ataviados de formas espectaculares o diferentes a las usuales por el público. Y esto denota que se trata de personajes menos reales o menos cercanos a la realidad. No obstante, Ubersfeld afirma que entre menos reales pueden acercarse más a lo verdadero, a representar o hablar de lo que no pueden los personajes más reales, más cercanos. Es como una conciencia onírica que habla en sueños de lo incómodo, de lo que está torcido o de lo sublime que no se reconoce. Tal figura en esta obra es el Xólotl.
Así, la otra cosa tiene que ver el tema del nahual, quien se desdobla y es parte de Quetzalcóatl pero también le permite alcanzar otras miradas, incluso la de sí mismo, como esa tradición mexicana donde el chamán se transforma en algún animal y luego regresa a su forma original, o quizá no. Aquí la muestra de un poema tzotzil: Juego de nahuales.

viernes, 9 de agosto de 2013

Entre gordas te veas



Salvador Novo en In pipiltzintzin o La guerra de las gordas presenta una obra con características trágicas aunque desde un inicio el dramaturgo señala puntualmente que se trata de una comedia en dos actos. Además del drama histórico en el que pueden apreciarse las estrategias de dominación de un pueblo como el mexica, existen otros elementos que me gustaría destacar.
Para ello es importante echar un vistazo al contexto histórico en el que se estrena la obra: 1963. Una de las mejores formas de acompañar un delicioso texto como el que nos ocupa es cotejarlo a la luz de Tragicomedia mexicana, de José Agustín. Y sobre todo ver el último segmento de la primera parte en video. Así como el primer segmento de la segunda parte. En ellas habla, el autor de la novela De perfil, de los sexenios de Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958) y Adolfo López Mateos (1958-1964).
La obra tiene varios momentos muy agudos en cuanto a la crítica de su sociedad y en los que introduce giros hilarantes que tienen la intención de hacernos reparar en lo que se nos presenta como ficción, o como realidad. Uno de ellos es el prólogo donde a manera de los clásicos nos sitúa en lo que vamos a participar. Además de ello existe desde el inicio un vínculo entre ficción y realidad por la interpelación que hace Tecónal al público representado.
Luego del trato comercial de México con Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, hay una acercamiento comercial entre estas dos naciones y López Mateos acuerda con John F. Kennedy una Carta Alianza para el Progreso.

Entonces, ¿qué tipo de alianza o de acuerdos puede haber en dos países que no se pueden comunicar?, para increparnos Novo, a través de su obra y de ese prólogo en el que nos dice cómo hay que pronunciar los nombres en náhuatl. Es decir, a lo largo de la obra aparecen estos nombres impronunciables de una pasado del cual somos herederos, así como de la herencia española. Pero subrayando sólo esta parte, nos hace ver las complicaciones que tenemos para asimilar nuestro propio pasado y las imposibilidades para relacionarnos con un país como el norteño. Kennedy o Estados Unidos como Axayácatl tiene todo decidido y resuelto en cuanto a relaciones y convenios políticos, comerciales, militares y cualquier acuerdo es pura simulación para el beneplácito de los espectadores-consumidores de noticias.

Retomando los giros que señalaba, está el uso de las palabras picnic, que denotan la adopción de palabras en inglés como algunos elementos culturales y sociales en esa época: la moda, la comida rápida, el cine estadounidense. En ese mismo tenor está la frase en latín que pronuncia Moquíhuix: Si vis pacem, para bellum, que como mal política toma frases descontextualizadas para verse más inteligente de lo que se es. Y esto está expuesto por los presagios de su esposa Chalchiuhnenetzin y la interpretación del adivino, incluso el mismo ministro Tecónal advierte al gobernante de que se avecina una desgracia para los tlatelolcas.
José Agustín comenta que a López Mateos se le llega a apodar como López Paseos por sus consuetidinarias salidas del país, sin embargo, otro de sus gustos era el de las mujeres y así dice, por las mañanas preguntaba el presidente: hoy ¿me toca viaje o vieja? De esa forma, puede relacionarse a Moquíhuix con el mandatario mexicano ya que tiene un gusto exagerado por las gordas. Y esto es sintomático de quienes ostentan el poder ya que se proyectan en sus aficiones y así como el gobernante tlatelolca intenta convencer a sus enemigos enviándoles gordas, así otros saturan de telenovelas, futbol, días festivos y reality shows las carteleras televisivas para que se fascinen y pasen por alto las calamidades a las que nos orillan a los mexicanos.
Les dejo un homenaje interesante a Salvador Novo en Torreón.

martes, 6 de agosto de 2013

Juan Rana a cuatro manos















En una apuesta divertida y muy generosa Emilio Carballido rescata y presenta un texto dramático del siglo XVII con ligeras modificaciones para un público juvenil de finales del siglo xx (El desafío de Juan Rana aparece en Teatro para adolescentes, 1985). Pareciera obvio señalar que es necesario un conocimiento de la dramaturgia para re-crear un sainete divertido como el de Pedro Calderón de la Barca aunque con los elementos cómicos contextuales histórica y culturalmente, sin embargo es preciso, además saber del texto espectacular. Es decir, qué modificaciones son necesarias para que funcione un texto diegético como este.
El argumento que resulta gracioso en la ficción, aunque no tanto en la vida real, trata sobre la infidelidad como deshonor y la afrenta necesaria para limpiar esa falta. Entonces, los diálogos, la caracterización de los personajes, el espacio representado y todos los signos teatrales tanto los inherentes al actor como los que están fuera de él, la música por ejemplo, van encaminados a provocar la empatía con la pieza, en especial con el protagonista.


Habría que ver cuántas de las acotaciones tan meticulosas de Carballido se respetan al momento de la representación del sainete. Y esto sobre todo porque se ve una preocupación muy apremiante por ciertos detalles dentro de la obra como el que Gila entrene a Juan Rana con "blandiendo" un bebé, en lugar de un machete, o en todo caso de un plumero, un machacador de frijoles o cualquier otro objeto.
De lo que no hay duda es del gran lector que fue Emilio Carballido tanto de la literatura como del entorno con el que se enfrentaría la juventud latinoamericana: anemia literaria, por llamarla de algún modo. Esto es, hay poca lectura consistente, nutritiva porque muchas veces a pesar de que se puede leer mucho en internet, lo que ocasiona sólo son problemas por el alto consumo de chatarra.

sábado, 3 de agosto de 2013

Bienvenida

En este blog se publicarán comentarios sobre teatro y algunas otras cuestiones relacionadas con la misma temática. Espero que sea de su utilidad.